Después del golpe de estado de 2009 en Honduras, las cicatrices sociales quedaron abiertas, generando ataques mortales de parte de Roberto Micheletti, Porfirio Lobo y sus egoístas, asesinos/as compañeros/as de gobierno y de poder. Ataques contra el mismo pueblo que les ha dado de comer. Matando periodistas, comunidad LGTB, maestros/as, contra usted en casa y contra aquel o aquella que no tiene casa.
Ataques silenciosos, de asesinos silencios.
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