HK Episodio 4: "50 cosas para hacer en Hong Kong": Las recomendaciones en internet no son siempre lo mejor.
Una de las avenidas cercanas a Nathan Road, Koowlon, durante el día. |
Koowlon.- No hubo terremoto, que alivio. Y pude dormir bien. Desperté casi a las 9:00AM. En la habitación solo quedábamos Jordi y yo, pero no nos pusimos de acuerdo para salir juntos, de hecho, cuando salí del baño ya no estaba.
Una de las tres literas de la habitación 616 del Budget Hostel en Koowlon, Hong Kong. |
¿Mi
ruta?, “yo no tengo ruta, solo necesito una calzoneta para no morirme de
calor”, ese era mi plan para ese día. Aunque debo ser honesto y decir que vi el
mapa y leí un articulo en internet que decía “50 cosas para hacer en Hong Kong”, entre ellas,
los mercados, los templos budistas, las calles, el paseo de las Estrellas, y
otras cosas para las que no me iba a ajustar el tiempo que tenía y no me iba a
presionar.
Bajé
por las mismas gradas, frustrado porque el ascensor nunca llegó. Había olvidado
el susto de la rata, así que cuando puse mi primer pie sobre la primera grada,
la rata no tardó en escucharme y correr a su escondite. Me quedé nuevamente
congelado, la vi y la dejé ir en calma. Al verme hacer eso, otra rata
apareció y se fue por el mismo lugar. No me quedó más que reír y apurarme. Si
seguía así, no iba a poder bajar ni por el ascensor ni por las gradas y más
ratas iban a seguir cruzándose.
Primera
visita turística, el Parque de las Estrellas.
Al principio no vi nada, ni gente. Pensé que estaba cerrado, pero al ver el lugar exacto donde están las manos de las estrellas del cine asiático, me di cuenta que había que esperar.
En Occidente y América Latina, dudo que reconozcamos al resto de estrellas en aquel parque, más que a Bruce Lee y Angelina Jolie, Clien Eastwood y no sé quién más que había visitado también el lugar.
El parque era muy pequeño, me senté bajo esa estatua y decidí irme en el momento en que el sol saliera de esa esfera y así fue, me fui. |
Salí del parque y encontré
la estación de buses de la zona. Las calles eran
totalmente diferentes durante el día. La cantidad de personas es igual, lo que
aumento, quizá, son los vehículos. En este momento vi pasar un par de
rapiditos, buses grandes, pero viejos. “Tengo que subirme a uno de
esos”, me dije a mí mismo.
Caminando llegué pronto al Jordan, un barrio en Koowlon con
mercados, en esa zona queda el Ladies Market y el Computer Market, lugares
turísticos marcados y recomendados en las páginas de viajeros.
Pasé por el Computer Market y realmente no me parecía más barato que los mercados o los precios chinos en Honduras. No le vi mucho sentido y salí.
Pasé por el Computer Market y realmente no me parecía más barato que los mercados o los precios chinos en Honduras. No le vi mucho sentido y salí.
“La
calzoneta, Luis, la calzoneta"
Si me alcanzaba el día iba a buscar una playa, sino, caminar era suficiente para mí. El "Ladies Market" estaba vacío, quizá porque lo cierran tarde y a las 10:30AM que pasé, apenas estaban poniendo las carpas de mercado. Empecé a tener hambre y cambié de calle, entré a otro mercado más para locales, mujeres mayores vendiéndole vegetales y frutas a mujeres mayores. Y, me encontré de repente con el primer gato Buda de mi viaje.
Si me alcanzaba el día iba a buscar una playa, sino, caminar era suficiente para mí. El "Ladies Market" estaba vacío, quizá porque lo cierran tarde y a las 10:30AM que pasé, apenas estaban poniendo las carpas de mercado. Empecé a tener hambre y cambié de calle, entré a otro mercado más para locales, mujeres mayores vendiéndole vegetales y frutas a mujeres mayores. Y, me encontré de repente con el primer gato Buda de mi viaje.
Después
me encontré con otra calle que me mandaba a otra zona totalmente diferente si
decidía cambiar apenas un callejón. Eso me pareció interesante y me dejé llevar.
Otra vez, sin entender cómo pasaba estaba en otro lugar completamente
diferente. “Me voy a volver loco con estos cambios”, me dije viendo mi reflejo en una
vitrina.
Era interesante ver que mientras más me alejaba de la costa, mientras
más calles avanzaba a tierra firme, había menos o casi ningún hindú en el
camino.
Mientras
caminaba, tropecé con un parque, la mayoría de las personas eran ancianas
haciendo Tai Chi. Me impresiona mucho que los ancianos lo hacen todo el tiempo,
todo el día. Camino por la calle y me encuentro a un anciano en HK tirando
patadas, o alguna de sus manos al frente. Parece normal ese tipo de escenas y
yo, claro, actúo como si nada pasara.
El Tai
Chi es una especie de meditación física, pero más allá, parece ser una lucha
interna y espiritual. Volviendo a los ancianos por la calle, parece que
están en guerra, peleando contra algo o contra ellxs.
Hablando
de guerra y espiritualidad; entré a un parque. "Sentí el
llamado” del incienso intenso y me dio curiosidad. A penas di unos 30 pasos al
centro y empecé a oler algo que se quemaba adentro de una especie de
capilla al fondo del mismo.
Me
acerqué, subí más gradas, crucé un arco, vi a mi izquierda y a mi derecha; habían
al menos unas cinco capillas similares, pero me decidí por la del centro.
Al
ingresar, se notaba que el resto de turistas tomaban la misma decisión que yo,
todos estaban allí.
En la
entrada había dos mesas. Una, aparentemente para "pagar por peticiones y
promesas" al Buda del lugar. En el otro extremo, una mesita con velas,
incienso y adornos para visitantes. Sobre mí, un letrero advertía que se prohibía
tomar fotos y vídeos. Y claro, sobre el rótulo, una cámara de vigilancia nos
recordaba que era en serio y “una ofensa no obedecer”. Por eso en esta parte no hay fotos.
Pero
claro, recordarlo y describirlo es otra cosa.
Me fui
por la izquierda; los pasillos estaban repletos de adornos y cosas para quemar
incienso. El aire y el resto de la capilla estaba llena de humo gris. En el
centro había una campana grande.
Muy
pronto –porque no era una capilla muy grande-, llegué al altar del Buda; frente
a él había una familia entera. Desde los adultos hasta los niños y niñas, todos
sostenían velas y un señor, quizá un monje decía cosas en chino o cantonés
frente a la familia; cosas que evidentemente yo no entendía.
Pero
cada vez que se quedaba en silencio, le daba un golpe a una especie de bong que
sostenía con sus manos.
Unos
minutos después, el monje empezó a caminar y la familia entera le seguía en
fila por la capilla.
En ese
momento y bajo los efectos del incienso, me acerqué al Buda. Al fin lo dejaban
solo. Era de madera, marrón. No era el que por lo general "conocemos" en
Occidente y América Latina; tenía aspecto de luchador. Era un guardián.
“Vaya
cosa”, me dije. Cualquier católico pensaría que esto es satanismo,
pero es hermoso entender y ver otras culturas rindiendo tributo a lo que creen
que es Dios o Dioses y Diosas.
En ese
momento llegaron dos mujeres, adultas, señoras mejor dicho. Era mi turno para
dejarles ver al Buda.
Al
salir de la capilla, me despedí del señor en una de las mesas quién me
observaba como sabiendo que definitivamente yo no era de los suyos. Si
estuviéramos en 1984, él hubiera sido parte de la "Policía del Pensamiento"; o,
quizá lo sea. En fin, me fui a ver los otros templos, pero no tenían gente, más
que los de las mesas "esperando creyentes".
Un
‘busito’ decía “Monk Jok”; el barrio de Koowlon más poblado
Sin
duda, ese iba a ser mi siguiente lugar a visitar. En el camino habían varios
mercados famosos, entre ellos el de celulares. Esa era otra de las recomendaciones en internet.
Entré, lo crucé, pero no era de mi interés, así que fui casi expulsado por las miradas de los vendedores, lo único que puedo decir en mi defensa es que en las vitrinas había Ipads y Iphones a un muy bajo costo.
La
siguiente esquina que me atrajo era la de un mercado cerrado. Similar a
algunos mercados de Tegucigalpa. Para esa hora ya moría de hambre y pensé en buscar comida adentro y así fue. Un letrero anunciaba que el tercer piso tenía restaurantes y subí.
De pronto, allí estaba yo viendo de
frente un mar de mesas y cocinas llenas de personas almorzando. Mi siguiente
tarea era entender lo que vendían y lo que yo quería después de eso.
La
mejor forma de decidirlo era viendo los platos de las personas en las mesas
mientras caminaba (este es otro tip).
Aparentemente
no era un comedor donde se reciben muchos turistas, lo interpreté por las
miradas que me daban las personas a las que les veía sus almuerzos.
Al
final, todo me parecía raro y lo quería todo. Nada de lo que vi era familiar
para mí, más que los cortes de las carnes.
La decisión fue tomada en base al lugar que tenía espacio para sentarse, así que casi crucé todo el mercado.
La decisión fue tomada en base al lugar que tenía espacio para sentarse, así que casi crucé todo el mercado.
El menú
estaba escrito en chino cantonés, así que lo más fácil era decirle a una de las
personas que atendía que me recomendara algo, por supuesto, en inglés.
“¿Ya
probaste Congee?”, me preguntó. Y no, no lo había probado jamás. Lo pedí con bolitas
de carne de cerdo y de pescado.
Este Congee era aparentemente un plato originalmente filipino. Posiblemente llegó
a HK y al resto de China por este puerto. Aquí se contratan muchos migrantes
filipinos y del resto de Asia del Sur simplemente porque es “mano de obra muy
barata”.
Y
bueno, migraron y también lo hizo su comida.
Terminé
mi plato y quede muy feliz. Era una sopa de arroz muy espesa. Se come con
trocitos de pan. Si escribo y publico sobre mi viaje, voy a publicar la receta o las recetas después.
Al
salir del mercado ya eran las dos de la tarde, moría de calor y la sopa estaba
a punto de 'tumbarme' si no empezaba a caminar nuevamente.
Vista de los edificios desde la terraza del mercado en Monk Jok, Koowlon |
Después de perderme –otra vez- en el mercado, salí de frente a un puente
peatonal inmenso en el barrio Monk Jok. Es como una calle aérea para las
personas en lugar de los carros. Las personas pueden caminar casi por todo el
distrito de esa manera. Por supuesto, las fotos desde allí salían mejor.
No
había parado de abrir la boca en el puente peatonal cuando de repente ya había
encontrado otro mercado callejero. Tenía otra oportunidad para buscar la
calzoneta.
Las
cosas que se vendían definitivamente eran feas, era ropa además cara, por supuesto: para turistas.
Para
ese momento del día ya no tenía mucha paciencia y compré la que aparentemente
fue la más barata. Me costó 20DHK, unos 3 dólares estadounidenses. Lo
importante de este mercado fue, más que la calzoneta; la cantidad de otras
cosas baratas.
Y me fui a buscar un baño público...
Continuará...
Y me fui a buscar un baño público...
Continuará...
Comentarios
Publicar un comentario